La desinfección constituye un arma eficaz en la lucha y prevención de la contaminación causada por microorganismos, por lo que la selección más apropiada de antisépticos y desinfectantes requiere implementar métodos válidos y eficientes para evaluar la eficacia de estos compuestos.

Se considera resistencia microbiana a la pérdida de sensibilidad de un microorganismo a un agente antimicrobiano del que originalmente era susceptible. Esta resistencia microbiana constituye un problema pues obliga al desarrollo y utilización de nuevos agentes desinfectantes, muchas veces más costosos y tóxicos que los empleados de modo habitual. Además, se vuelve fundamental la rotación de productos debido a la capacidad de los microorganismos para adaptarse a los agentes empleados y volverse resistentes.

La eficacia de los productos desinfectantes puede ser monitoreada a partir de diferentes técnicas y es un requisito legal evaluar su eficiencia contra ciertos microorganismos.

La Disposición 3366-2007 de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), anexo V, indica los microorganismos que se deben ensayar, según el uso de producto, para probar su acción antimicrobiana.

También se indica que los productos con acción antimicrobiana deberán comprobar su eficacia mediante metodología de la AOAC – Association of Official Analytical Chemists o métodos adoptados por el CEN – Comité Europeo de Normalización.

Los ensayos son realizados para determinar la concentración óptima de uso y evaluar su comportamiento en diferentes tipo de superficies.

Evaluar el poder desinfectante de una sustancia química es un método adecuado para comparar cualitativamente la efectividad como bactericida de distintas productos y mejorar la prevención de la contaminación causada por microorganismos.